Uno de los puntos fuertes de “la oscuridad”, es precisamente la sinceridad. Como bien podemos observar en los mandamientos oscuros, determinados principios deben ser sacros, para todo oscur@ que se precie. Uno de ellos, es precisamente la sinceridad, no callando nunca lo que se piensa, siempre intentándolo compartir con el mundo, pues un pensamiento que para nosotros pudiera ser irrelevante, puede hacernos pasar un buen rato de risas. Además, está científicamente demostrado, que a ningún ser humano que merezca la pena, le molesta la sinceridad. Al principio, una palabra o frase sincera puede ser motivo de molestia, pero pasado el tiempo, la sinceridad y la verdad prevalecen, y el malestar se olvida, quedando solo la felicidad más oscura, la de verdad, la de colegas, la que sólo puede darse entre personas sinceras.
Esta mañana, contribuíamos a la loable labor de levantar el país desde nuestro pequeño rincón en el chiringuito de la piscina, que anda ya pegando sus últimos coletazos de 2007. Entre unas cuantas conversaciones, muchas de ellas sin pies ni cabeza, apareció la fascinante historia de Paco, “El Boya”.
“¿Quién cojones es Paco “El Boya?” era la única frase que tal mote podía provocar, y allí vino la historia que os voy a relatar:
Corría un verano cualquiera, y nuestro amigo Paco, se encontraba de veraneo un año más en la sevillana (esto…gaditana realmente) playa de Chipiona. Como todas las noches, nuestro amigo Paco fue a la zona del faro, en busca de buenos ratos, alcohol, y mujeres con las que al menos poder alegrarse la vista.
Pasaban las horas, aquellas mismas horas dónde todos duermen, menos los verdaderamente oscuros, y Paco no encontraba nada en lo que fijar la atención, hasta que apareció ELLA.
Ella, era una niña monísima, de lo poquito que merecía la pena aquella noche, así que como todo ser humano en periodo veraniego, las hormonas y necesidades sexuales, fueron aflorando mientras corría la noche, regándose en una peligrosa combinación de cercanía y alcohol.
Como tod@s ya sabéis, este tipo de historias, solo tienen un final posible, pero…no fue así en el caso de Paco, no señor.
Pasados los momentos de acercamiento, tanteo previo, y planificación de ataque definitivo, nuestra monísima pareja tuvo la genial idea de dar un bonito paseo bajo la luna llena, dejando que el suave tacto de la húmeda arena bajo los pies descalzos jugara su inestimable papel afrodisíaco. Cuando todo apuntaba al rotundo éxito de la operación, ELLA, fijó su atención en la lejanía del mar y encontró un pequeño objeto flotante, y dijo inspirada:
- ¡Mira que bonito Paco! Una boya, solitaria en medio de la inmesidad.
Y él, embargado por los efectos del alcohol y “la oscuridad” dejó que el lado más oscuro de su cerebro dominase la situación:
- ¿Una qué cariño?
- ¡Coño Paco!, una boya
- ¡Pues tríncame la poya!
Efectivamente queridos miembros de la oscuridad, después de aquella frase, Paco, nunca volvió a verla, pues ella marchó, dolida en su estúpido orgullo femenino, y él, pasó desde entonces a ser conocido cariñosamente, con el sobrenombre que da título a este hilo Paco “El Boya”. ¿Y qué tiene que ver esto con la sinceridad? Pues absolutamente todo. Esa es la sinceridad oscura. Paco tuvo uno de esos pensamientos oscuros, que solo se tienen de vez en cuando, y que normalmente caen en el olvido al no ser compartidos con la humanidad. Paco rompió la magia del momento, dejándose llevar por algo que los “no oscuros” conocen como ser inmaduro, pero Paco fue sincero, sobre todo consigo mismo, y dijo lo que pensaba. Sin duda perdió un polvo, puede que hasta perdiera el mejor polvo de su vida, pero sin duda, su hazaña siempre quedará en el recuerdo de todos los que le conocen, y de algunos que solo oiremos hablar de él, como yo, como vosotros queridos miembros de la oscuridad. Un oscuro nunca se arrepiente de lo que dice, y siempre comparte lo que piensa. En fin…Paco “El Boya” y la sinceridad oscura…
Esta mañana, contribuíamos a la loable labor de levantar el país desde nuestro pequeño rincón en el chiringuito de la piscina, que anda ya pegando sus últimos coletazos de 2007. Entre unas cuantas conversaciones, muchas de ellas sin pies ni cabeza, apareció la fascinante historia de Paco, “El Boya”.
“¿Quién cojones es Paco “El Boya?” era la única frase que tal mote podía provocar, y allí vino la historia que os voy a relatar:
Corría un verano cualquiera, y nuestro amigo Paco, se encontraba de veraneo un año más en la sevillana (esto…gaditana realmente) playa de Chipiona. Como todas las noches, nuestro amigo Paco fue a la zona del faro, en busca de buenos ratos, alcohol, y mujeres con las que al menos poder alegrarse la vista.
Pasaban las horas, aquellas mismas horas dónde todos duermen, menos los verdaderamente oscuros, y Paco no encontraba nada en lo que fijar la atención, hasta que apareció ELLA.
Ella, era una niña monísima, de lo poquito que merecía la pena aquella noche, así que como todo ser humano en periodo veraniego, las hormonas y necesidades sexuales, fueron aflorando mientras corría la noche, regándose en una peligrosa combinación de cercanía y alcohol.
Como tod@s ya sabéis, este tipo de historias, solo tienen un final posible, pero…no fue así en el caso de Paco, no señor.
Pasados los momentos de acercamiento, tanteo previo, y planificación de ataque definitivo, nuestra monísima pareja tuvo la genial idea de dar un bonito paseo bajo la luna llena, dejando que el suave tacto de la húmeda arena bajo los pies descalzos jugara su inestimable papel afrodisíaco. Cuando todo apuntaba al rotundo éxito de la operación, ELLA, fijó su atención en la lejanía del mar y encontró un pequeño objeto flotante, y dijo inspirada:
- ¡Mira que bonito Paco! Una boya, solitaria en medio de la inmesidad.
Y él, embargado por los efectos del alcohol y “la oscuridad” dejó que el lado más oscuro de su cerebro dominase la situación:
- ¿Una qué cariño?
- ¡Coño Paco!, una boya
- ¡Pues tríncame la poya!
Efectivamente queridos miembros de la oscuridad, después de aquella frase, Paco, nunca volvió a verla, pues ella marchó, dolida en su estúpido orgullo femenino, y él, pasó desde entonces a ser conocido cariñosamente, con el sobrenombre que da título a este hilo Paco “El Boya”. ¿Y qué tiene que ver esto con la sinceridad? Pues absolutamente todo. Esa es la sinceridad oscura. Paco tuvo uno de esos pensamientos oscuros, que solo se tienen de vez en cuando, y que normalmente caen en el olvido al no ser compartidos con la humanidad. Paco rompió la magia del momento, dejándose llevar por algo que los “no oscuros” conocen como ser inmaduro, pero Paco fue sincero, sobre todo consigo mismo, y dijo lo que pensaba. Sin duda perdió un polvo, puede que hasta perdiera el mejor polvo de su vida, pero sin duda, su hazaña siempre quedará en el recuerdo de todos los que le conocen, y de algunos que solo oiremos hablar de él, como yo, como vosotros queridos miembros de la oscuridad. Un oscuro nunca se arrepiente de lo que dice, y siempre comparte lo que piensa. En fin…Paco “El Boya” y la sinceridad oscura…
ELLA por otro lado, es precisamente una tía, alguien que nunca podrá ser una tía-tío, pues no solo no tuvo sentido del humor, sino que además, analizando la situación en frío, su pongo que la sinceridad de Paco, no era solo consigo mismo, pues además de ser una coña que se le había ocurrido, era la pura verdad, pues...¿Qué coño hacían sino allí? Pues esperar a trincarse mutuamente todo lo que fuera posible.
Mañana, más oscuridad…
Mañana, más oscuridad…