viernes, 21 de septiembre de 2007

La hermandad

La primera reflexión que quiero compartir con vosotros acaba de sucederme. Estaba charlando con un amigo, de todo en general y de nada en particular.

La hermandad de la que os quiero hablar, es la amistad bien entendida "en plan machote, sin mariconadas".

Hablábamos de una gorra, una que me prestó el otro día, y que yo no pude evitar sudar como un cerdo. La gorra quedó hecha un asco, y me consta, que debe ser su gorra favorita, más que nada porque muchas veces se la veo puesta.

¿Ponerse una gorra muchas veces es ser un cerdo? ¿Es ser antisocial?. No, os equivocais, primera lección del lado oscuro. Ponerse una gorra muchas veces, cualquier otra prenda de vestir, sin lavarla, ir dejando que la tela y la vida se fusionen formando pequeños coágulos de mierda alrededor de tu piel (que debe estar limpia cada día por cuestiones de salud fundamentalmente), eso, es simplemente ser oscuro.

Ser oscuro tiene que ver con aquello que políticamente incorrecto. Por ello, para ser oscuros, debemos procurar tener una prenda a la que cogerle especial cariño por alguna cuestión propia e individual (en mi caso no es una gorra, sino un gorro a lo Indiana Jones, que lleva conmigo desde hace más de diez años) y no lavarla jamás, bajo ningún concepto.

Me da igual que digais "¡pero hombre! y si mi madre se cabrea y me la lava". A ver chavalote/a, ¿tu quieres ser oscur@?. Pues un miembro, masculino o femenino, de la oscuridad, debería rozar el delito, con tal de que nadie, se interpusiera entre su "prenda oscura" y su decisión libre de no lavarla jamás.

Mi amigo ha prometido no lavar su gorra, y me consta que lo hará. Así, mi sudor, mis feromonas, mi yo más masculino, siempre irá con él. Nunca, nunca jamás debería hacerlo, o la hermandad se vería seriamente tocada, e incluso, no volver a ser "hermanos" nunca más. La palabra de un oscuro, es de por vida, un oscuro no da su palabra en vano. Un oscuro, es totalmente fiel a sus principios. Y el primero de ellos, es precisamente cumplir la palabra que le ha dado a un "hermano".

Yo personalmente llevo diez años sin lavar mi gorro, y supongo que nunca lo haré. Lo único que la oscuridad permite es ponerlo bajo un buen chorreón de agua, pero siempre y cuando, dicho chorreón cumpla un requisito especial:

Jamás, puede ser un chorreón de agua de grifo. Debe ser agua de un lugar especial. Puede ser de la playa donde veraneais, de un manantial de agua que encontreis en la montaña, pero nunca jamás de grifo. Si no cumplís dicho requisito, la prenda perderá su "oscuridad".

Obviamente y como siempre, la conversación ha desvariado. "Tío, pues también podríamos hacer un pacto de sangre, o mejor aún, nos hacemos una pajilla, y nos corremos en la boca del otro, y así te llevaré dentro de mí allá dónde vaya" "Sí, pero tu primero", y cosas así, pero eso ya es otra historia...

Recuerda, la hermandad nunca es "mariconeo", la hermandad es sencillamente ser oscuro.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

pues si señor,yo soy el amigo, y no pienso lavar nunca la gorra, de siempre las prendas desgastadas kedan mas wapas a la vista k algo nuevo, da mas morbo, lo de la spajillas y eso, tenog kdoscutirlo todavia porke no estoy del todo convencido pero bueno, todo se puede dialogar, y por un par de invitaciones a las putas de la c/diego de lepe podria llegar a pensarmelo.

shemita dijo...

Sois unos cerdos, pero os quiero.

Me alegra que hagas un blog Juanjo. No eres como yo. Seguro que escribes cosas interesantes.

Saludos.